El reciente incendio en el mercado público de San Francisco de Macorís ha revelado la cara más cruda de la tragedia: el rostro humano del fuego. Detrás de las cenizas y el humo, no hay solo estructuras dañadas, sino el dolor, la angustia y la incertidumbre de cientos de familias trabajadoras que han visto desvanecerse el fruto de años de esfuerzo.
El presidente de la Asociación de Comerciantes de la Provincia Duarte (ACPD), Carlos Manuel Almánzar, y el de la Cámara de Comercio, Juan María García, han sido los portavoces de este sufrimiento. Sus llamados no son solo por apoyo material, sino un clamor por la dignidad de una gente laboriosa que hoy se encuentra en la desesperanza.
La Pérdida y el Clamor por Auxilio
El «rostro humano del fuego» es el del comerciante que lo ha perdido «todo». Es la preocupación palpable por el sustento diario que se ha cortado de golpe, impactando a «numerosas familias trabajadoras de nuestra comunidad». La solidaridad expresada por los gremios se siente como un abrazo necesario, pero la mirada está puesta en la acción del Gobierno central.
El respetuoso llamado al presidente Luis Abinader Corona es un ruego para que el auxilio llegue pronto y sea suficiente. No se trata solo de reponer inventario, sino de reconstruir vidas.
La Esperanza: Un Nuevo Mercado
Sin embargo, en medio del dolor surge una poderosa visión de esperanza. El «rostro humano del fuego» también exige un cambio permanente: la construcción de un nuevo y moderno mercado público.
Esta petición no es una simple mejora, sino una demanda por la seguridad y la dignidad que merecen los comerciantes de San Francisco de Macorís. Es la esperanza de dejar atrás la vulnerabilidad y asegurar un futuro más estable.
La comunidad y sus líderes han agradecido la valentía de quienes sofocaron el fuego, pero ahora esperan una respuesta igualmente valiente y solidaria para ayudar a los afectados a levantarse y construir el mercado que la ciudad realmente necesita.