Cuando se habla de refuerzos en el béisbol, especialmente en Lidom, casi siempre se piensa en peloteros importados que llegan a marcar diferencia con el bate o el brazo.
Hay otros que no batean ni lanzan, pero que igual terminan dejando huellas en los clubes que los reciben. Tal es el caso de Leo Velasco, el “bat boy” panameño que vive su primera temporada en el béisbol dominicano con las Águilas Cibaeñas.
Velasco, de 29 años, nació con acondroplasia, un trastorno del crecimiento de los huesos que ocasiona el tipo más común de enanismo, pero lejos de convertirse en una barrera, esa condición ha sido parte del camino que lo ha moldeado como ser humano y profesional.
Con 17 temporadas consecutivas trabajando como recoge bates en Panamá, Leo ha construido una carrera marcada por una constancia que trasciende cualquier limitación física.
Vestido ahora de amarillo, el panameño se suma a una de las franquicias más emblemáticas del Caribe, llevando consigo no solo experiencia, sino también una energía especial que rápidamente ha conectado con el entorno aguilucho.
No es la primera vez que Lidom abre sus puertas a figuras que rompen los moldes tradicionales. En la temporada pasada, los Leones del Escogido contaron con José Valentín “Chevale”, un recoge bates mexicano que acompañó al equipo durante el round robin y que muchos fanáticos llegaron a considerar un “amuleto”, coincidiendo con el campeonato escarlata, el primero desde 2016.
Velasco conoce bien esa historia y no oculta su admiración por Chevale.
“Siempre he sido admirador de él. Lo veo mucho en videos y en las redes sociales. Lo considero como mi ídolo en estas cuestiones”, dijo Velasco al Listín Diario.
Aun así, aclara que su enfoque va más allá de supersticiones.
“No me considero un amuleto, porque esto es un trabajo en equipo, donde todos tratamos de dar nuestro granito de arena”, añadió.
Estadía en las Águilas
Su llegada a las Águilas se dio tras un contacto directo de la gerencia del equipo.
“Me buscaron y me dijeron si estaría dispuesto a trabajar con esta gran entidad, y yo dije que sí, que soy un hombre de retos”, relató.
Para Velasco, aceptar el desafío significó salir por primera vez de su país para trabajar de manera formal en el béisbol extranjero.
Desde el primer día, asegura haber recibido un trato cálido y respetuoso por parte de toda la organización.
Su familia
Fuera del terreno, Leo es un hombre de familia. Es el menor de cinco hermanos y actualmente vive con su padre en Panamá. Su vida estuvo marcada por la pérdida de su madre hace nueve años a causa de complicaciones renales.
Aunque no se ha casado, mantiene la esperanza de formar su propio hogar, pero sin prisa.
“Todo a su debido tiempo. No soy una persona que se apura. El tiempo de Dios es perfecto, y si se da, se da”, afirmó.
Licenciado
Velasco también es un profesional fuera del béisbol. En Panamá labora en una entidad gubernamental, específicamente en el Ministerio de Desarrollo Social, donde trabaja como oficinista de Recursos Humanos, área en la que está graduado. Además, cursó estudios en informática durante tres años, lo que refuerza su perfil como servidor público y trabajador disciplinado.
Al hablar de su condición, Leo no evade la realidad. Reconoce que hubo momentos de aflicción, pero que nunca ha bajado la cabeza.
“Al principio era un poco frustrante, pero con el tiempo maduras como ser humano, tu mente cambia. No le paro a lo que me digan o me hagan”, sostuvo.
Finalmente, resume su filosofía de vida en una frase: “Personas como yo, de mi tamaño, venimos al mundo no para que se rían de nosotros, sino para hacer reír a las personas”.