El Día Internacional del Migrante, consagrado desde el año 2000 el 18 de diciembre por la Asamblea General de la ONU, es una buena ocasión para resaltar las inestimables contribuciones de millones de personas llegadas del extranjero en todo el mundo.
La migración es un fenómeno tan antiguo como la humanidad misma, surgido cuando los pueblos primitivos eran nómadas que recorrían el mundo en busca de cobijo y alimento.
Fue también la base de un intercambio que permitió a las diferentes culturas evolucionar, crear nuevas técnicas, transformarse y enriquecer los diferentes idiomas que se hablan en la actualidad.
Esta fecha sirve también para poner de relieve el entorno cada vez más complejo en el que se produce la migración. Los conflictos, las catástrofes climáticas y las presiones económicas siguen empujando a millones de personas a abandonar sus hogares en busca de seguridad o, simplemente, de oportunidades.
El año pasado se registraron niveles récord de desplazamientos internos, se incrementaron las necesidades humanitarias en nuevas y actuales crisis y, desafortunadamente, se alcanzó la cifra más alta de muertes de migrantes en tránsito.
Sin embargo, entre estas situaciones, también hay historias de resiliencia, progreso y esperanza, porque una migración segura y bien gestionada permite recibir mano de obra capacitada y calificada, impulsar la innovación y el espíritu empresarial y resolver grandes problemas demográficos en sociedades que envejecen, porque los migrantes impulsan el crecimiento económico al tiempo que sustentan, como la diáspora dominicana, a sus familias y comunidades de origen, lo que a su vez fomenta el desarrollo.
Datos irrefutables prueban que cuando la migración se gestiona de forma segura y estratégica, puede ser una poderosa y beneficiosa herramienta. Si apoyamos vías regulares para la migración, podemos ofrecer oportunidades a los extranjeros, proteger mejor sus derechos y contribuir a una mayor prosperidad en los países de los que proceden y en los que los acogen.
La guerra, el crimen organizado, la pobreza y los desastres naturales son las principales causas de la migración, de ahí que una política migratoria clara puede ser la mejor manera de construir un mundo más seguro y mejor para todos.